Glaucoma

Sistema PF Sophia

El glaucoma es una enfermedad crónica caracterizada por la disminución de la vista periférica, causada por la pérdida de fibras nerviosas del nervio óptico. Esta anomalía está relacionada en muchos casos al aumento de la presión intraocular, produciendo una reducción progresiva del campo visual y, en sus etapas más avanzadas, la pérdida total de la visión (ceguera irreversible).

Es una de las enfermedades más graves y complejas del ojo, sin embargo, a lo que le llamamos glaucoma es realmente a un grupo de enfermedades oculares causadas porque el nervio óptico se daña progresivamente, perdiendo células importantes de la retina que ayudan a llevar la información de lo que percibimos del ojo hacia el cerebro. Cuando el daño en el nervio óptico y en estas células es significativo, se produce pérdida en el campo de visión que puede evolucionar hacia la ceguera.
Actualmente, la terapia más utilizada para el glaucoma, es el tratamiento con medicamentos en gotas oftálmicas de uso diario que disminuyen la presión en el ojo, algunas gotas lo hacen reduciendo la cantidad de fluido acuoso que produce el ojo y otras ayudan a que el fluido atraviese mejor el ángulo de drenaje, pero es muy importante usarlas constantemente como el oftalmólogo lo indique.
Ante cualquier síntoma o síntomas se recomienda acudir con un oftalmólogo para hacer los exámenes oportunos, ya que una detección temprana, puede evitar la ceguera total en un 90 por ciento de los casos. Recibir a tiempo el tratamiento adecuado prolongará la vista por mucho más tiempo.

Tipos de glaucoma

Existen diferentes tipos de glaucoma, por eso es importante acudir a tu oftalmólogo,
si presentas alguno de estos tipos de pérdida parcial de la visión.

Glaucoma primario de ángulo abierto
(el más común)

se caracteriza por una disminución gradual del drenaje de salida del líquido ocular (similar a un drenaje atascado). Como resultado, se puede aumentar la presión del ojo y dañarse el nervio óptico. Sin embargo, hay pacientes que tienen una variante de glaucoma de ángulo abierto, donde nunca se presenta un aumento de la presión intraocular y el daño y progresión de la pérdida visual son causados por una mayor susceptibilidad del nervio óptico para sufrir daño con presiones intraoculares normales; a esta forma se le conoce como glaucoma de tensión normal.

Glaucoma de ángulo cerrado
 

este se produce cuando el iris (la parte que determina el color de los ojos) está muy cercano al sitio donde se drena el líquido del ojo y lo obstruye (similar a un drenaje que se le cubre con una tapa y no permite el paso de líquidos).

Alternativas para tratar el glaucoma,
incluidos tratamientos libres de conservadores

A través de los años, el tratamiento de glaucoma ha experimentado diversos cambios con la incorporación de principios activos, nuevas técnicas quirúrgicas, dispositivos médicos-quirúrgicos y el arribo de la tecnología láser. Gracias a esta evolución del manejo de la enfermedad, hoy en día contamos con una gran variedad de opciones terapéuticas para tratarlo. Sin embargo, todas estas alternativas tienen como fin común reducir la presión intraocular, para disminuir la progresión de la enfermedad.






Actualmente, la terapia más utilizada para esta enfermedad es el tratamiento con medicamentos en gotas oftálmicas. Estas gotas pueden mezclarse entre ellas, siempre que sean de familias farmacológicas diferentes, pero también pueden usarse o complementarse con las intervenciones quirúrgicas, el láser y los dispositivos médicos-quirúrgicos. Dichas gotas oftálmicas disminuyen la presión del ojo por al menos uno de estos mecanismos: ayudar a que el líquido de los ojos se drene mejor o disminuir la cantidad de líquido que el ojo produce.

Los medicamentos para tratar la enfermedad pueden clasificarse según su principio activo y se cuenta con 5 familias principales:

Análogos de prostaglandinas:

Son los medicamentos más eficaces y mejor tolerados, lo que los hace de primera elección en la mayoría de los casos. Una de sus principales ventajas es su aplicación una vez al día. En esta familia se encuentran principios activos como: latanoprost, bimatoprost, travoprost y tafluprost.

β-bloqueadores:

Por lo general requieren aplicarse dos veces al día, aunque en algunos casos se lleguen a emplear una vez al día. Los hay no selectivos a los receptores β adrenérgicos, como el timolol, un medicamento de primera elección y que se suele usar cuando los pacientes no son buenos candidatos a los análogos de prostaglandinas.

Inhibidores de la anhidrasa carbónica:

Como la dorzolamida y brinzolamida; suelen darse acompañados de otro principio activo y muy pocas veces en monoterapia. Tienen la característica de ser bien toleradas y muy seguros, pero cuentan con una efectividad menor a la de otras familias. Esta familia cuenta con medicamentos que pueden darse por vía oral y que son usados para tratar los cuadros agudos de glaucoma, o como una alternativa en pacientes con enfermedades de difícil control.

α2 agonistas:

Son una familia que en la actualidad solo está compuesta por la brimonidina. La mayoría de las veces se administra en conjunto con otros medicamentos para disminuir la presión, pero hay casos donde se usa por sí sola para evitar los picos hipertensivos que pueden generarse después de algunos procedimientos con láser o cirugías.

Agonistas de los receptores muscarínicos

No son muy usados en el tratamiento crónico de glaucoma y se usan más en el tratamiento de las formas agudas, o para evitar el movimiento del iris y facilitar la realización de algunos procedimientos quirúrgicos para el glaucoma, ya que pueden causar una disminución del tamaño de la pupila y evitar que el iris se mueva, además de disminuir la presión del ojo.

Estas familias de medicamentos pueden combinarse para mejorar la efectividad del tratamiento. De forma que existen combinaciones de dos o tres principios activos que ayudan a evitar que el paciente tenga que aplicarse varias gotas de diferentes goteros.
Cuando los pacientes se aplican más de un producto, pueden no esperar el tiempo suficiente entre las administraciones y de esta manera influir en la absorción del primer medicamento (efecto de lavado), lo que podría causar una disminución en la eficacia. A este problema debemos agregar que administrar más de un producto expone a los pacientes a mayor cantidad de excipientes que pudiesen ser causa de intolerancia o toxicidad al largo plazo. Las combinaciones de varios principios activos en un solo medicamento mejoran el apego al tratamiento, disminuyen posibles datos de intolerancia o toxicidad por los excipientes y evitan el efecto de lavado.
Es importante recordar que la clave para enlentecer la progresión de la enfermedad es la revisión periódica con su médico oftalmólogo, quien le recomendará el tratamiento que mejor se adapte a sus necesidades. Debe de tener en cuenta que el tratamiento es dinámico, esto quiere decir que puede ir modificándose durante el tiempo.

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